La baja capacidad de almacenamiento es un asunto que preocupa cada vez más al sector energético. Únicamente con la producción esperada de las energías renovables se tendría capacidad suficiente para dar cobertura a la demanda, pero como dicha generación es intermitente y se produce en determinados momentos del día, se tendría que poder almacenar toda la energía sobrante para disponer de ella en momentos de necesidad.
El borrador de la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2023-2030), que estará a consulta pública hasta el próximo 4 de septiembre, incluye metas más ambiciosas, entre las que se incluye el almacenamiento energético, en línea con el incremento de los objetivos climáticos para 2030 aprobados en el ámbito de la Unión Europea.
El nuevo PNIEC prevé incrementar la potencia total instalada en el sector eléctrico en el año 2030. Entre otras acciones, estima añadir 57 GW de potencia renovable y 6 GW de almacenamiento en relación con la versión anterior, de los cuales 3,5 GW serían de bombeo y 2,5 GW de baterías
Lo que resulta evidente es que los sistemas de almacenamiento actuales no tienen capacidad suficiente y esto es algo que debería considerar el PNIEC como una de las partes más importantes en su actualización: los sistemas de almacenamiento hidroeléctrico o de bombeo reversible deben ser pieza clave en ella.
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